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Arquitectos: La Base Studio
- Área: 140 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Cristobal Palma / Estudio Palma
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Proveedores: Griselda Sposari, PAR, Sarmiento, Sticotti, Violeta Ossani
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En un barrio donde abundan casas bajas, se descubre un pasaje de apenas 200 metros de longitud que ni los oriundos reconocen. Es un sitio donde aún se escucha el viento en los árboles, a pesar de que geográficamente se encuentre en el centro de una gran ciudad. Las parcelas del tejido; todas iguales y de medidas ajustadas (7 x 15 m.); generan una cercanía en el habitar que se asemeja a la convivencia de un edificio pero volcado en la llanura.
El planteo del proyecto fue sencillo. Reconocer los 4 límites del solar, vegetarlos y que la acción predominante fuera una reafirmación de un vacío diáfano. La cadencia que da la sucesión de diversos tamices se transformó en uno de los recursos arquitectónicos primordiales.
La vegetación fue, desde un inicio, protagonista. Especies autóctonas y de poco mantenimiento resultaron un hallazgo para la fauna local. Exterior e interior son leídos sin solución de continuidad. Como resultado, los espacios de uso común son un accidente imperceptible en el transcurrir de la planta de acceso. Y lo construido termina identificándose con los espacios de uso más íntimo en el primer piso. Es una casa chica, que alberga a una familia joven y numerosa.
Constructivamente, las decisiones se guiaron de acuerdo a la facilidad de recursos con los que se disponía. Carpinteros y herreros fueron los actores principales. Esta fue una obra que se realizó casi en su totalidad en seco, con una estructura metálica y tabiquería de perfiles y madera. La casa no tiene columnas intermedias. Esto hace que los espacios sean fácilmente divisibles, y que cada piso sea un espacio único, sin particiones. Fácilmente adaptables a los cambios de distribución que pudieran surgir. El sótano se resuelve con una estructura integra de hormigón armado. Todos los materiales están expuestos, sin recubrimientos y haciendo gala de su propia naturaleza.
De hecho, es una casa que se sigue construyendo, que cambia de acuerdo a como se la vive. Una búsqueda que se materializa por prueba y error. A lo largo del tiempo y de su uso. La imágen que da la casa al espacio público, es de una austeridad absoluta. A modo de tapia, se mantuvo la antigua pared de la casa que antes existía, blanqueándola, y solo interviniéndola con una puerta estrecha hecha de madera maciza. Las plantas trepadoras conquistaron este límite, dando así una expresión salvaje al conjunto. Este preámbulo no coincide con lo que el visitante espera ver una vez se cruza la puerta de la calle. La sorpresa es parte de este primer encuentro.